Amor sin fin, qué bonito propósito, ¿verdad? El sábado tuve el placer de disfrutar de la obra de teatro musical Abandónate mucho: Bienvenidos a la coñocracia protagonizada por Las XL en el teatro municipal de mi pueblo, Órgiva. Me entusiasma ver que cada día se organizan más actividades culturales y deportivas en el lugar que crecí, ¡querido pueblo, que el ritmo no pare! Porque vivir en un pueblo no significa no hacer nada, aunque de eso ya hablaré otro día.
Quiero poner todo mi foco en esta obra feminista. Un mensaje claro: amor sin fin, pero del bueno. Casi todas nosotras hemos crecido con la idea del príncipe azul, de tener que ser preciosas, delgadas y perfectas para gustar y que nos quieran. Porque, amiga, como te salieses del camino, ¿quién te iba a querer? En algún punto hemos llegado a perder la identidad para arrastrarnos por la moda de turno, por ser «modernas» y nos hemos olvidado de algo básico: a la persona que tienes que querer más es a ti misma.
Ironía con un trasfondo profundo
Las XL hicieron vibrar a un teatro abarrotado con un mensaje transmitido con ironía y mucha gracia. Estuvieron sembradas. Acciones de este tipo no se tienen que quedar ahí, tienen que traspasar las capas más gruesas y calar hondo. «¡Dejemos de justificarnos!» gritaban y eso me hizo recordar muchísimas situaciones que seguro que has vivido alguna vez.
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- Meter tripa hasta la saciedad porque estás hinchada o porque has engordado y ese vaquero ya no cierra igual.
- Achacar a la regla, enfermedad o cualquier otro malestar el estar con mala cara, de mal humor o con un grano gruñón.
- Poner excusas porque simplemente no te apetece salir y punto.
- O no salir directamente porque no te has depilado.
No seas tu pesadilla, sino tu mejor sueño
Podría enumerar infinidad de situaciones. Es fascinante que somos las dueñas de nuestro propio camino y a la vez las únicas que parece que no lo vemos. Nos conformamos con lo cómodo, con lo establecido para no luchar y no dar explicaciones. ¿De verdad, tenemos que darlas?
Como decían Las XL, no tenemos que hacer un sinfín de terapias, deportes o cambios de armario para cuidarnos y querernos. Hay que empezar por lo básico respetarnos y no fustigarnos. Amor sin fin, pero del bueno.
Y sí, sé de lo que hablo porque soy una experta con el látigo conmigo misma. Soy muy exigente y ahora que estoy sumergida en el mundo freelance muchísimo más. Lo que hace el resto me parece razonable y suficiente pero yo por muchas horas que trabaje, objetivos cumplidos y demás historias siempre me parece poco. Ese rum rum constante «no soy suficientemente buena», «tenía que haber hecho mejor aquella cosa», «tengo que trabajar más horas»… es un daño mental que no lleva a ningún sitio. Estoy convencida de que, lamentablemente, demasiadas mujeres también lo hacen.
Es triste que cuidarse a sí misma se considere egoísmo, pero aún así, seamos egoístas. Cada una de nosotras somos maravillosas y no necesitamos 20 títulos, 1 Ferrari, 7 baños en la casa y 1 mayordomo en la puerta para ver que somos alguien espectacular. Te invito a que reflexiones y mires desde fuera cómo te hablas, qué piensas de ti. No seas tu peor pesadilla, sino tu mejor sueño 😉
Y recuerda: amor sin fin, pero del bueno.
Gracias por dejarme besarte con letras.