Se nos fue la vida buscando el camino a ser alguien. Encontrando ese lugar en el que debíamos estar, ese que estaba hecho para nosotros.
Se nos fue la vida engordando historias y triunfos. Agrandando el ego, derramando esperanza.
Se nos fue la vida en lo instantáneo. En los besos efímeros, en el sexo de contrabando, en las conversaciones vacías y relaciones de estatus.
Se nos fue la vida. Y cuando se fue, el camino estaba, el amor y el sentido también pero los que no estuvimos fuimos nosotros, que seguíamos buscando la vida mientras se nos escapaba entre las manos.
Qué buscar cuando no sabes qué estás buscando
Suena Una mattina de Ludovico y mi mente se abandona. Vida, qué concepto, ¿verdad? Pasan los años y buscamos la vida en un sin vivir sin tregua. ¿Por qué será que no la vemos? ¿Qué tendrá que ocurrir para despertarnos?
Cuando escribí ese pequeño fragmento me sentía completamente perdida. Ahora empiezo a quitarme la venda aunque todavía abundan los momentos en los que no me hallo. Oía hablar de tener un propósito, de la razón por la que llegamos a este mundo pero no encontraba la mía. ¿Tú también lo has sentido? «Vive una vida que deje huella» dicen, pero, ¿cuál es esa huella? Es una pregunta que me sigue rondando. No termino de estar segura de la respuesta. Creo encontrarla pero de pronto se me diluye entre los dedos.
Es tan frustraste no estar segura al 100% de por dónde caminas. De tenerlo todo pero que falte una pequeña pieza que haga click, y el puzzle deje de ser plano para tener volumen. ¿Quién no ha pasado por ese punto?
Te encuentres en el lugar que te encuentres del camino, recuerda, no dejes que se te vaya la vida. Probablemente eso que buscas aparezca cuando dejes de perseguirlo.
Gracias por dejarme besarte con letras.
Puedes conocer otros de mis relatos aquí. También me gusta reflexionar y hablar de libros 🙂