¡Viva el humor absurdo! Menudas dos noches de carcajadas me ha propiciado Alicia en el país sin wifi de Nina Minina. Eso sí, si no te gusta la intensidad, sus gotitas de drama queen y el humor exagerado; ni te molestes en leerlo.
Alicia derrocha glamur, está transitando su particular cresta de la ola tras su paso por un concurso de talentos en el que ha demostrado su naturalidad sin filtros y su buena voz. Cuando una llamada le interrumpe la entrada al paraíso carnal, Alicia no se espera la que se le viene encima en un pueblo diminuto de la España rural y encima sin wifi ni datos con lo enganchadita que está ella a su pPhone.
Al pueblo no le falta detalle: sus lugareños con sus típicos chismorreos, una herencia por la que luchar y un buenorro manchego al que conquistar.
¿Quieres saber los puntos fuertes de Alicia?
Alicia en el país sin wifi
Hacer reír a alguien es mil veces más difícil que provocar el llanto porque cada una contamos con nuestra particular versión del humor. Sin embargo, los dramas se asemejan unos a otros y por eso nos es tan fácil empatizar y acabar con la cama repletita de pañuelos mocosos y el libro sobado a más no poder.
Este no es el caso.
Alicia en el país sin wifi es una comedia romántica que exagera al máximo muchos de los clichés de la vida rural y ahí reside parte de su gracia. Obviamente si lees de forma literal sin mirar un poquito más allá, podrás decirme: «Bea, qué tostón».
La intensidad te sobrecoge nada más comenzar la lectura, es tan directa y burda, que con apenas dos o tres páginas tienes los ojos como platos. Las cosas como son, no es un libro fino y elegante —para ejemplo las tórridas escenas sexuales— pero para soltarte la melena un rato, disfrutar de la vida sin filtros ni mesura y reír sin sentimiento de culpa; viene de maravilla.
Todos los malentendidos, situaciones bochornosas y cameos fogosos que te puedas imaginar; están incluidos en Alicia en el país sin wifi. Es más, si a esas expectativas subes el nivel de exageración un par de grados acertarás de lleno con la historia.
A mí me ha parecido brutal como Nina Minina consigue mantener el mismo tono socarrón durante toda la novela. Lo fácil es meter un par de gracias, no explayarse a gusto y gana con un humor absurdo al que no le falta detalle.
No sé si es porque el meollo del asunto transcurre en un pueblo manchego pero me ha recordado muchísimo a la clave de humor de Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y compañía.
Lo gracioso no son solo los hechos, los nombres de algunos de los personajes están tan bien hilados que te juro que cuando leas frases como «las bragas son para el pepe» no vas a poder contener la risa.
¡Y qué leches! ¿Para qué aguantarla?
Reflexiones ocultas
Todo es muy jiji jaja pero también hay una clara invitación a la reflexión, o por lo menos así lo he captado yo. Alicia está enganchada viva al móvil nivel es una extensión más de su cuerpo y no se casa con él porque ya sería rozar la locura máxima.
Sin embargo, ella no considera que tenga un problema de adicción.
¿A que conoces a más de una persona que no es capaz de salir de casa sin el móvil y que incluso prefiere perderse un plan si este implica estar desconectada? Seguramente sea otra Alicia en el país sin wifi.
Esa búsqueda de wifi que resulta patética al verla condensada en un libro, es un espejo bastante peligroso de muchas criaturas. Las tontunas de Alicia por conseguir una rayita de datos te hacen gracia de lo absurda y desquiciada que llega a ser, pero ojo, a veces la realidad supera, y no para bien, la ficción.
Otra tema es la necesidad constante de agradar.
Alicia alimenta sus redes sociales con la excusa de mimar a sus fans. Aunque lo que esconde es un vacío existencial tan grande que necesita caer en gracia a todas horas. La pobrecita se va a topar con cada muro y ridículo del que sobreponerse… pero al final de la novela podemos comprobar cómo crece, reflexiona y consigue encontrar su centro vital.
¿A que tiene muy buena pinta para hacer frente a la que ha liado Filomena estos días?
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Por cierto, para que no te quedes con ganas de humor absurdo, descubre El día que casi arranco una puerta en Suecia 🙂
Te mando un abrazo lleno de amor y luz.
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