¡Vuelven los Manzano!

Todavía está cadente el subidón tras el coloquio literario entre Rosario Villajos y Juanma Gil al hilo de cómo escribir una novela. Una charla en la Biblioteca Villaespesa de Almería con el cartel de lleno absoluto. Y no era para menos.

Escucharlos es un regalo y de los gordos.

Reconozco que cuando la obra y forma de crear de un autor o autora me entusiasma, como es el caso de Rosario y Juanma, no puedo evitar compartir el deseo de que todo el mundo los lea. Me parece un pecado guardarme esas sensaciones y belleza.

Y a ellos, insisto, hay que leerlos. En este post entenderás por qué 🙂

Antes de introducirnos en el grueso del coloquio, cómo escribir una novela, permíteme que haga una breve pausa. Quiero que nos sumerjamos primero en las dos últimas obras de estos autores para que así percibas el puzle completo, no solo una pieza.

La educación física, de Rosario Villajos

Esta extraordinaria obra, más en los tiempos en los que nos adentramos, es la novela con la que Rosario Villajos ha obtenido el Premio Biblioteca Breve 2023. Se trata de su cuarto libro publicado tras la novela gráfica Face y las novelas Ramona y La muela.

Sinopsis

Una tarde de finales de agosto, Catalina, que acaba de cumplir dieciséis años, abandona la casa de su mejor amiga en una urbanización de las afueras tras un desagradable percance. Cuando llega a la carretera, decide que la única forma de volver a la suya es haciendo autostop. Como a cualquier joven de su edad, le aterra subirse al coche de un extraño, pero no tanto como lo que imagina que le espera si no cumple con el estricto toque de queda impuesto por sus padres.

Ambientada a principios de los años noventa, La educación física dibuja el retrato de una adolescente marcada por una relación complicada con su propio cuerpo y por el rencor hacia un mundo empeñado en convertirla en culpable por el hecho de ser mujer, y pone en evidencia los relatos sobre los que se construyen los valores de toda una generación.

Cómo he sentido esta novela

Me gusta recordar cómo llegan los libros a mis manos, pero es cierto que por mucho que reviso en el enjambre de mis recuerdos, no consigo ubicar a La educación física.

Simplemente tenía que leerla.

Es sobrecogedor cómo Rosario aborda un tema tan doloroso como el abuso al cuerpo femenino y, además, crea belleza. La voz de la narración es un abrazo constante con el que te sientes arropada y comprendida. No estás loca, como no lo estaba Catalina.

Son muchísimos los abusos, muchos de ellos catalogados a propósito como nimiedades, en los que es fácil reconocerse. Ojalá ninguna sintiéramos esas líneas como espejos, pero lo son. Sin embargo, Rosario no se recrea en lo escatológico, ni hurgar en el dolor porque sí.

Si tienes reticencia a leer La educación física, puedes cruzar esa barrera. Está escrita de forma que hasta los adolescentes pueden y deben conocerla.

La atmósfera y la simbología nutren y elevan la historia. Nos enraíza en ella, nos convertimos en testigos que entendemos perfectamente los códigos, los colores y las dobles palabras. Sus personajes son humanos, tanto que traspasan el papel y cobran vida. Muestran contrastes y contradicciones dotándoles al mismo tiempo de una identidad propia y universal.

El tiempo, si no fuera por detalles como la música, podría ser perfectamente el de 2023. Y esto es preocupante, porque una historia en la que hay 30 años de diferencia, deberíamos encontrar más separación en los comportamientos. Sin embargo, vemos cómo nos dirigimos aún más hacia ellos.

La flor del rayo, de Juanma Gil

Esta obra tan especial llega tras ganar también el Premio Biblioteca Breve en 2021 con Trigo limpio. Además, Juanma formó parte de la primera promoción de residentes de la Fundación Antonio Gala y tiene varias novelas más publicadas como Un hombre bajo el agua.

Sinopsis de La flor del rayo

Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de tener una historia que contar en su próxima novela. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, intenta averiguar —desoyendo cualquier consejo— qué se esconde detrás de una misteriosa escena que presencia mientras pasea a su perro: un hombre llora abatido y una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa.

En esta alocada investigación, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para poner a prueba este estrafalario método de inspiración que le induce a creer que la ficción es la única herramienta válida para gestionar el amor, la inexpugnable felicidad de la escritura o el devastador desgarro de la pérdida.

Cómo he sentido esta novela

Cómo conocí a Juanma sí que lo tengo ubicado. Hacía poquito que la librería El Faro de Recóndito se había convertido en uno de mis oasis en Almería y su farero Vicente me habló de él.

Pero no me sumergí en su narrativa hasta otro coloquio literario, esta vez, acompañado por el escritor Miqui Otero y con la moderación de Vicente. Salí tan alucinada de esa conversación que esa misma noche comencé La flor del rayo.

Uno de los puntos más potentes de esta novela es su humor. Si es la primera vez que lees a Juanma, durante las primeras páginas creerás que se trata de un libro autobiográfico hasta que veas la magia. Ha usado su entorno como piezas de juego, pero el juego en sí es pura ficción.

No recuerdo una novela que me haya hecho reír tanto. Una voz ácida en la narrativa con toques de costumbrismo que insuflan vida y enternecen porque sus personajes son tan de carne y hueso, por muchas mezclas que haya hecho según comenta él, que nos los podríamos encontrar en cualquier barrio.

Reconozco que la forma de narrar y de crear la atmósfera son las marcas que consiguen que ame o no una historia, más allá de lo que sucede en ella. La flor del rayo sobresale en ambas.

Nos adentra en las entrañas del peor problema al que se puede enfrentar un escritor. No tener nada que contar. Hay música y mucho ritmo. Las imágenes visuales y sensoriales permiten que saboreemos y olamos esa Almería tan suya. Que incluso queramos achuchar a ese escritor tan hipocondriaco 😉

Cómo escribir una novela

Llegaba al coloquio entre Juanma Gil y Rosario Villajos sobre cómo escribir una novela como una niña la mañana de Reyes. Había leído a ambos y, si pudiera, me sentaría con varios litros de café para escucharlos sin parar.

El primer tema se trataba de un puerto común. Ambos son ganadores del Premio Biblioteca Breve. 

«Los dos hemos vivido lo mismo, ganar un premio literario, sufrirlo y disfrutarlo» decía Juanma.

Ambos remarcaban que, además, había dos preguntas que tocaban a la puerta nada más recibir el galardón. ¿Podrás con la presión para la siguiente novela? ¿Cuándo vas a dejar tu trabajo?

Rosario nos comentaba «hay una cara B. Yo voy de hotel en hotel. Echo de menos mi rutina. Escribir. No dejaría mi trabajo porque entonces tendría que escribir para vender y no podría escribir lo que quisiera».

Incluso sin haber ganado un premio tan importante como ellos, entendí perfectamente sus sensaciones. Hasta tú misma notarás el sabor, cuántas veces, después de cosechar cualquier hito en tu vida, te han preguntado, ¿y ahora qué?

No creo que llegue el día en el que la hipótesis se torne por, ¿te vas a permitir disfrutar de esta etapa? Pero yo te invito a que lo hagas, escribas o no novelas.

Cómo surgen las historias de sus novelas

Me sorprendió mucho la respuesta de Rosario. Escribe varias historias a la vez a través de escritura automática hasta que una la enamora y es entonces cuando se queda con ella hasta el final.

Nunca me lo había planteado de esa forma y tiene lógica. Si almacenamos ideas y más ideas en libretas a la espera del día adecuado, ¿cuándo sabremos que es hora de despertarlas de su letargo?

Sencillo. Incluso estando protegidas en un cuaderno, no te las quitas de la cabeza, o al menos, es lo que me ocurre a mí y por lo que comentó Juanma, le sucede lo mismo.

«Mi escritura es de búsqueda. Normalmente una imagen o un personaje no me deja en paz. Y digo, o estoy enloqueciendo o tengo la idea de una novela. Al principio me decido a reflexionar, a rellenar cuadernos. Cuando ya tengo esas ideas me siento a teclear y ahí es cuando descubro la novela».

Cómo conciben la escritura

«Mi forma de escribir ha cambiado desde que empecé a escribir, no por el premio. Me gusta seguir el método actoral y en La educación física sufrí muchísimo. Sin embargo, en La muela fue todo lo contrario. Normalmente, para mí, escribir es un juego», dijo Rosario.

A lo que Juanma respondió, «en el arte de inventar una novela cabe todo. Nuestro día a día está lleno de fabulación, no necesariamente hay que escribirlo. A veces me pregunto, ¿tengo el libro ya sin tener una línea escrita o la escritura es la técnica para llegar a la verdadera historia?».

Ambos estaban de acuerdo en que el humor es clave en la escritura, aunque no todas las historias lo admiten igual. En el caso de La educación física, las notas de humor son muy muy sutiles por el tema que toca. En La flor del rayo se desborda.

«Mis obsesiones están en mis novelas, pero desde el humor porque si no lo hago así, me paralizo» aseguraba Juanma.

Conclusión de cómo escribir una novela

El coloquio fue muchísimo más extenso, tanto que casi nos echan de la biblioteca. Pero de todos los temas que se trataron (reseñas, imagen del escritor, solemnidad, etc) me quedo con uno de sus puntos comunes más relevantes.

La verdad.

Estoy muy de acuerdo cuando dijeron que una historia que no se aborda desde la verdad, no tiene sentido, porque en ese caso lo que buscamos es un efecto en el lector, lo condicionamos. Le privamos de la libertad de completar la historia con su propia historia.

Sus novelas te podrán gustar más o menos, pero sí que te aseguro que de verdad van sobradas. Ojalá te animes a leerlas 🙂

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Librerías bonitas en el centro de Estocolmo.

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