Correr es uno de mis cimientos de A.M.A.R. Ese movimiento no solo eleva mis pulsaciones, también mis sueños. Correr, sobre todo largas distancias, es una herramienta brutal para fomentar tu creatividad. Y hoy quiero contarte mi historia, porque yo tampoco aguantaba ni cinco minutos seguidos y al final he sido capaz de acabar 11 medias maratones.
Soy un desastre para las fechas, excepto para los cumpleaños. Me encantaría decirte la fecha exacta en la que empecé a correr pero no la tengo muy clara. Cuando era pequeña hacía campo a través, casi siempre llegaba de las últimas pero a mí me daba igual.
Esas salidas me maravillaban y sentía que aunque los pulmones me ardían, cruzar esas metas me devolvía fortaleza y calma. No me importaba que mis padres no pudiesen venir a verme ni siquiera ser la más lenta. Había algo en ese movimiento repetitivo que me enganchaba pero no fue hasta bastantes años después cuando lo entendí.
Dejé el campo a través y el atletismo porque en ese momento no había club federado en mi pueblo y por tanto, no podía seguir compitiendo. Los entrenamientos que hacíamos eran de risa. Una vez a la semana y sin mucho orden ni concierto. Cuando escuchábamos los entrenamientos de otros clubes, flipábamos.
No volví a calzarme unas zapatillas de correr hasta la universidad. Y si pudiera decirle algo a mi niña adolescente sería eso, que no se las quitara. Que siguiera corriendo sola sin importar la meta, que esos pasos la llevarían a unas experiencias increíbles.
Tampoco retomé el running porque recordase esos tiempos de infancia ni por ninguna causa loable. Simplemente quería adelgazar. Así de banal y a la vez, así de real. Sin embargo, esas primeras vueltas a un campo de fútbol de arena en Portugal fueron la semilla preciosa de la mujer que soy ahora.
Cada día me proponía aguantar un minuto más, otra vuelta. Soy asmática y me llevó un tiempo sentir que no iba a perder los pulmones en cualquier esquina. Volvía a la residencia agotada pero con la cabeza a mil. Un torbellino de ideas entraban disparadas y tronaban tan fuerte que a veces era imposible escucharlas todas a la vez.
Y seguí retándome hasta que llegué a aguantar 21km. Ahora, después del confinamiento, toca volver a construir desde abajo. Volver a empezar a volar.
Correr te ayuda a fomentar la creatividad
El deporte te permite mantener el cuerpo en un estado activo, más oxigenado. Reduce los niveles de estrés y suben los de la felicidad gracias a esas hormonas tan maravillosas, las queridas endorfinas.
Todo ese flujo que se produce en tu interior, «refresca» el cerebro permitiendo que las ideas fluyan. En realidad cualquier actividad física que eleve un poquito tus pulsaciones, ya te va a ayudar a fomentar la creatividad.
Sin embargo, creo que correr y más si son largas distancias, da un punto extra.
- Momentos de soledad. Correr consigue que te alejes del móvil y de cualquier pantalla que pueda distraerte. Necesitas estar atenta al entorno para evitar una caída y no terminar por los suelos. Te ofrece momentos únicos en los que los problemas y los demás no están. Solo tú.
- Compartir en equipo. Si no te gusta correr sola, también puedes hacerlo en grupo. Si estás empezando puede ser una buena opción para motivarte y sumar kilómetros. A mí personalmente no me gusta porque mi vena competitiva sale a relucir y no dejo de intentar ir a ritmos que no son los míos. Esa parte social te ayudará a ver otras historias, a conocer gente nueva, a escuchar ideas que quizás ni te habías planteado.
- Tú y tu cabeza. Da igual si estás corriendo sola o vas en grupo, los pensamientos están esperando agazapados. Lidiar con «los no puedo más», «me arden las piernas» o cualquier idea negativa que se cruce en tu camino; te enseñará que si entrenas tu mente, ella no será la que te domine. Porque en muchísimos casos esos «no puedo» en realidad no son verdad. Simplemente tu cuerpo quiere que te quedes quietecita en el sofá. Ver cómo te vas superando cada día es un chute de motivación brutal, un ejemplo de que puedes incluso con lo que pensaste que era inviable.
- Aumentar la concentración. Uno de mis trucos favoritos para soportar largas distancias cuando mi cabeza quiere ganarme la partida, es engañarla. Si por ejemplo estoy en una media maratón, encima con calor (mi gran talón de Aquiles) y veo que mis pensamientos me están frenando; divido la carrera. Ya no son 21km, son dos carreras de 10km y un kilómetro extra de disfrute. Sé que puede parecer una chorrada pero es como si mente percibiera que toca hacer menos esfuerzo. Estar pendiente de tu respiración, de contar esos kilómetros incluso de la música que vas escuchando; te da la oportunidad de desenchufar la lavadora mental. Y justo cuando la apagamos es cuando dejamos que esas ideas fluyan.
Disfruta como una enana
Al principio puede parecer imposible que correr te de felicidad. Te prometo que lo hará si no comienzas como pollo sin cabeza. Respeta tus tiempos, tu estado de forma, tus necesidades y olvídate de lo que hacen las demás.
Otro truco que es brutal para fomentar la creatividad mientras corres es la visualización y el monólogo interior bien enfocado.
Cuando creo que no puedo más, imagino que ya lo he conseguido. Me veo cómo he ido remontando cada uno de esos momentos en los que me quería sentar en el suelo y descansar. Empiezo a retroceder desde la meta hacia el momento en el que me encuentro.
Un viaje en el tiempo a medida.
Siento la satisfacción y el orgullo de haber cruzado meta con los brazos en alto y te parecerá una tontería, pero en ese momento una sonrisa brilla en mi cara.
Otras veces voy imaginando las historias de las personas que me cruzo y ¡madre mía qué películas! Todo ese material creativo es muy potente y no solo podrás aplicarlo al deporte, cuando lleves practicando algún tiempo, serás capaz de extraerlo cuando quieras.
Para que todas esas ideas no se queden en el limbo, anótalas o grábalas con el móvil cuando termines de correr. A veces son tan escurridizas que si esperamos al día siguiente puede que se hayan esfumado sin dejar rastro.
¿Te animas a probar?
Te dejo algunas de mis experiencias en carrera 🙂
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