La primera novela de Ashley Audrain, El instinto traducida por Carlos Jiménez Arribas, es una historia difícil de olvidar. Incluso me atrevo a decir que es un libro que no es apto según en qué momento vital te encuentres.
Blythe es la protagonista central de El instinto. El dolor de su pasado familiar se entrelaza con el horror de su presente. ¿Se puede repetir la misma estela familiar? Es complicado discernir qué es verdad y qué es mentira en una historia con tantas caras.
Y gran parte de su magia está incrustada en ese rompecabezas.
El instinto
Blythe creía que se conocía a sí misma y a su marido, pero la maternidad transformó su vida. Es muy interesante cómo se plantea el concepto de completarse como mujer a través de la maternidad o cómo la culpa por no sentirse de esa forma arrambla a sus anchas.
En esta novela se desgranan distintos tipos de mujeres y maternidades. Expectativas de cómo serán los hijos y cómo serán ellas como madres.
¿La carga familiar de Blythe en este ámbito es la que convierte en un infierno su primera maternidad? ¿O es que realmente no quería ser madre?
Los personajes femeninos que se muestran: Blythe, su hija Violet, su madre Cecilia, su abuela Etta y algunos otros más conforman un puzzle psicológico que atrapa al lector. Llegamos a conocer sus mayores temores y pesadillas pero también sus anhelos y sueños.
En cuanto a los hombres, aunque en un primero momento parecen no ser tan determinantes en la historia, sí que suponen un punto de inflexión en la vida de cada una de las mujeres de El instinto. A penas sabemos de ellos, detalles justo pero potentes. Sin embargo, su opinión marca el transcurso de la vida de ellas.
«Creíamos que nos conocíamos el uno al otro. Creíamos que nos conocíamos a nosotros mismos».
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El peso de la narrativa en El instinto
Hay varios narradores: Blythe nos cuenta su historia en primera persona y un narrador en tercera nos habla de la vida de su abuela.
No hay grandes descripciones de los lugares ni frases larguísimas. Todo lo contrario. El impacto que suscita El instinto, además de por los hechos en sí, viene determinado por frases cortas y cargadas de significado que por acumulación suben el pulso y el ritmo de la historia.
«Me esforcé por mejorar. Ser padre te había hecho hermoso. Te había cambiado la cara. Rasgos más cálidos. Más suaves. Arqueabas mucho las cejas y se te caía la baba siempre que la tenías cerca. Como pasmado. Te habías convertido en una versión mejorada del hombre que eras antes. Deseaba con toda mi alma que eso me pasara a mí también. Pero yo me había endurecido».
Ashley ha creado una obra que cada capítulo, son muy rápidos, muestra una píldora aparentemente inofensiva para terminar provocando un aluvión emocional inabarcable.
¿Qué es más impactante la mentira o la verdad?
Es una obra que no deja indiferente precisamente por no morderse la lengua y no ser políticamente correcta. Un golpe tras otro, una supuesta mentira que termina estallando en la cara. Hace varios días que leí El instinto y la historia sigue taladrándome.
Imagino que ese era uno de sus objetivos al escribirla.
Es imposible no sucumbir a repasar nuestro legado familiar, incluso sin que se parezca al horror que viven estas mujeres.
Como decía al principio, esta novela no la aconsejo para cualquier momento vital. Si quieres ser madre, estás embarazada o tu bebé tiene pocos meses; no la leas. Yo por lo menos no lo haría.
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Te mando un abrazo inmenso lleno de amor y luz.
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