Quizás hoy no sea mi funeral literalmente hablando y además así lo espero, pero sí es mi funeral emocional y tengo algo que contarte.
Llevo todo este último mes dándole vueltas a la cabeza porque algo no encajaba, no estaba saliendo como tenía que ser o como yo pensaba que tenía que ser. Ha sido un mes muy reflexivo y en el que me he puesto una imagen mental diaria.
¿Cómo me gustaría que me recordasen?
Durante muchísimos años, seguramente por la forma en que nos programan, solo pensaba en “ser alguien” laboralmente hablando. Pero no terminaba de entender qué era ser ese alguien ni cuál era la meta. La sensación de que el resto estuvieran orgullosos de mí, de lo lejos que había llegado.
Pero, ¿y qué quería yo?
Me sentía como pollo sin cabeza y solo pensaba que hasta que no consiguiera tal puesto o tal responsabilidad no sería completamente feliz, no estaría plena.
¡Cuánto me equivocaba!
Ahora que he puesto la imagen de mi funeral no quiero que me recuerden por tener un puestazo sin tiempo para mi familia o que acabase tapando mi esencia. Simplemente eso no es para mí y no me hace mediocre o con menos aspiraciones, al revés, me hace más consciente de cuáles son realmente mis sueños.
Odio decir “adiós” porque es como si nunca más fuese a ver a esa persona, soy de “hasta luego”. El día que de verdad tenga que decir “adiós” me gustaría que en mi último suspiro tuviera una familia grande y unida que no llorase por todo lo que me dejé sin hacer o por el tiempo que no pasé con ellos.
Quiero que rían a carcajadas recordando como me pirraba la vida
La madre que siempre estaba ahí, la esposa que tenía mil ideas locas, la amiga que te sacaba una sonrisa y el pintalabios rosa en los malos momentos y por supuesto en los buenos, la hija del culo inquieto, la sobrina que siempre montaba una verbena cuando llegaba y le hacía ese día un poquito más feliz a sus abuelos.
Quiero que me recuerden por mi esfuerzo, por mis ganas, por mis sueños, por todas las cosas que hice al creer que yo podía hacerlas, por todos aquellos miedos que superé, por todos los perdones que acepté y que pedí, por todos los te quieros, besos y abrazos que di porque así los sentía.
Quiero que me recuerden como un alma salvaje e intensa que aunque llorase para soltar la tensión una vez caída la última lágrima se apretaba las zapatillas más fuerte para seguir el camino.
Este último año está siendo muy duro para mí, en momentos quizás demasiado . Sin duda el más complicado de mi vida porque sentía que lo tenía todo y estaba tremendamente vacía. Algo iba mal, estaba en un lugar que no tenía que estar.
Di carpetazo a todo y empecé de nuevo pero me he vuelto a equivocar. He intentado separar quién soy en pequeñas piezas de puzzles y mostrar según el momento una u otra. De nuevo me he sentido incompleta, nada encajaba.
Los libros, el deporte y una mente, puede que demasiado reflexiva, son parte de mi camino
Hacen que cada día me supere, que quiera ser mi mejor versión y no la de otra persona. Por eso no tenía sentido seguir separando partes aunque a priori no tengan nada que ver.
Soy mi mayor reto y he decidido que todas las partes se vean. A partir de ahora esto deja de ser un blog solo de relatos o libros para pasar a ser una ventana sin filtros ni capas ni etiquetas de quién soy.
Habrá días que esté triste y mis letras así lo reflejen, otros en los que me sienta la más poderosa, otros en los que mi corazón no quepa más felicidad y otros en los que solo me apetezca taparme con una manta y no dejar de llorar pero en todos ellos seré siempre yo.
Dar al mundo
Me he dado cuenta que lo que me hace más feliz en la vida es aportar y ayudar a los demás. No me hace más feliz los objetos, ni el dinero, ni tener más o menos estatus, me hace feliz saber que lo que escribo o que mis retos personales inspiran a otros porque esa energía a mí me llega de vuelta y hace que mi esencia brille más.
Creo en el amor. En el amor propio, en el amor de pareja, en el amor de familia, en el amor de amistad. Hay cientos de formas de amar y ninguna es más importante que otra, lo verdaderamente importante es amar.
Espero saber transmitir todo esto que siento y que mi instinto me lleva pidiendo mucho tiempo a gritos compartir. Todos podemos llegar a ser quienes queramos ser. Hay que pelear día a día y cambiar aquello que no nos hace feliz.
Quiero vivir sin miedo
A veces aún siento que no termino de ver si estoy en el camino correcto pero tengo un compromiso conmigo misma. Luchar cada día por mis retos porque son míos y solo tengo que competir conmigo. No tengo que demostrarle nada a nadie, solo a mí. Quiero ser esa persona que el día que tenga que decir “adiós” lo diga sin miedo porque todo lo que quería vivir lo hizo al máximo.
Gracias, especialmente hoy, por dejarme besarte con letras.
4 comentarios
Especialmente hoy me has emocionado. Quizá porque has sido más TÚ que nunca. Quizá porque me identifico con esa búsqueda, esos deseos, esos miedos, esas incertidumbres. Un abrazo, pequeña (gran) letra bonita.
«Luchar cada día por mis retos porque son míos y solo tengo que competir conmigo. No tengo que demostrarle nada a nadie, solo a mí.»
Parece que llevemos la misma lucha.
Con esta entrada, sentía que estaba leyendo mi propia cabeza y sinceramente, me has pinchado un poquito el corazón… así que simplemente, GRACIAS. Por escribirla, y por no rendirte nunca.
Preciosa, espero con ansias seguir leyéndote,
y te mando uno de los abrazos más fuertes del planeta <3
¡Gracias preciosa por leer! Creo que todos tenemos una lucha interna y me parece bonito compartir la mía. Creo que siendo sinceros con nosotros mismos y con el mundo es como de verdad nos vamos a ayudar. Un besazo enorme 🙂
Gracias por tus palabras y por pasarte por el blog 🙂 Que no perdamos la ilusión por mucho que busquemos el camino. El corazón no falla. Un besote 😉