Hay libros con los que solo necesito una página para saber que tengo una auténtica joya entre mis manos. Es el caso de Sigo aquí de Maggie O’Farrell, traducción de Concha Cardeñoso.
Esta autora de Irlanda del Norte ha conseguido crear magia con un tema tan peliagudo como la muerte, que no desee parar de leer sin importar que demasiadas veces la balanza pudo salir a perder.
¿Te has encontrado alguna vez cara a cara con la muerte?
Ella no solo una vez, sino nada más y nada menos que diecisiete veces. De esos retazos nace esta novela.
Sigo aquí
Un parto que se complica demasiado, una adolescente que casi es asesinada en mitad de un sendero, un viaje en avión que podía haber terminado en tragedia; son algunos de los pedazos de la vida de Maggie O’Farrell que descubrimos en este libro maravilloso.
Tiene la capacidad de convertir un tema duro y del que nadie quiere hablar en un disfrute. Porque a pesar de que las historias ponen los pelos de punta, el gustazo que da leerla es descomunal.
Muy pocos autores tienen la maestría para conseguir componer un puzzle sin un guión aparente más allá del tema en cuestión, de hecho, ni siquiera están narradas de forma cronológica.
Cada una de estas diecisiete historias nos muestra un pedazo de la personalidad de Maggie, de sus miedos y sueños. Dentro de la propia historia, reflexiona sobre distintos puntos de su vida, se mueve entre el pasado y el futuro en apenas un par de líneas dotando al texto de una carga emocional y experimental incuestionable.
«Pululamos por ahí como atontados, viviendo un tiempo prestado, hurtando los días, librándonos del destino, resbalando por los resquicios sin saber cuándo va a caernos el hacha encima».
Cada capítulo comienza señalando una parte del cuerpo junto con una representación gráfica del mismo. Una señal sobre cuál será la zona física que recibirá el golpe casi mortal, el tirón que le pone de frente con la muerte. Pero también nos muestra cómo es posible morirse en vida, cómo que no suceda nada es peor que la mera idea de dejar de respirar.
«Estaba muriéndome sola rodeada de gente».
Sigo aquí, a sorbitos
Esta historia es para beber sin prisa, para releer cada retazo y descubrir nuevos matices que en la primera lectura pudieron quedar ocultos. La narrativa es una delicia, un caramelo perfecto de palabras bien cuidadas, con tono elevado, pero a la vez, rebosante de empatía y cotidianidad.
La muerte acecha en cada esquina aunque no la queramos mirar. Y qué bonito encontrar a alguien que sea capaz de hablar de ella sin dejarse atrapar por sentimentalismos excesivos ni por una frivolidad fingida.
Maggie O’Farrell nos brinda la oportunidad de mirar sin ponernos en peligro.
Tampoco quiero que pienses que el único tema es la muerte, hay muchos más. Como por ejemplo la confianza paciente-médico o la vida apática de los niños de los pueblos de costa de su edad. En esas pequeñas decisiones es donde se abre una puerta o la de al lado. La esperanza o las ganas de terminar ya.
«Esperan, todos ellos, porque esperar es lo que hacen los adolescentes que viven en las ciudades de costa. Esperan: a que algo termine, a que algo empiece».
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Otra novela que te puede encantar es El tiempo entre costuras de María Dueñas que, por cierto, han anunciado esta semana que tendrá segunda parte.
Amor y luz.
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