-Amor, ¿te gustaría trabajar conmigo?
-¿Contigo en la misma oficina? Pero es que entonces vamos a estar 24 horas pegados.
-¿Y cuál es el problema?
Si tienes la suerte de que tu pareja se dedique a tu mismo campo profesional o a uno que complemente tu trabajo, probablemente te has planteado en algún momento hacer algo juntos y porqué no, en el mismo espacio.
Trabajar con tu pareja puede ser la caña o el peor de los infiernos si no se gestiona de forma adecuada. Llevo trabajando con Loren desde que nos conocimos y es algo a lo que no queremos renunciar. Por eso quiero contarte cómo trabajar en pareja y no acabar en divorcio.
Respeta el espacio y el orden
Loren y yo nos conocimos trabajando para la misma empresa. Él en el equipo técnico y yo en el de atención al cliente aunque compartiendo la misma oficina. Vamos, que nos veíamos de una mesa a la otra. Sacar los requisitos diarios conviviendo con otros compañeros y tu pareja es posible aunque muchos jefes no se lo crean.
Después de dejar ambos nuestro trabajo y aunque ahora mismo trabajamos en proyectos diferentes, compartimos despacho o lo que es lo mismo, la habitación de al lado al dormitorio. A este espacio lo llamamos la oficina independientemente de que esté en nuestra casa. En esa oficina solo estamos él y yo y para añadirle más leña al fuego, compartimos aficiones. Sí, pasamos muchas horas juntos y no nos pesan.
Partimos de la base respetar el espacio del otro. Estar en un mismo lugar físico no implica ser una lapa o hablar como cotorras.
Durante nuestra jornada cada uno está a lo suyo e intentamos no interrumpir al otro salvo casos necesarios. De esta forma la concentración es constante y tu pareja puede llegar a ser invisible.
Otro aspecto importante del espacio es el orden. Mantén tu mesa ordenada y evita que tus papeles, frases motivadoras o taza del café acaben en su mesa. No solo tendrás un espacio visual más cómodo sino que ahorrarás discusiones.
Viva la comunicación
Quienes me conocen dicen que tengo mucha necesidad de comunicación y que por eso escribo y hablo tanto. Precisamente cuando escribo no me gustan las interrupciones. Para evitar que en un momento creativo Loren me diga “¿quieres un café?” seguimos una estrategia visual de comunicación.
Si hay una cartulina roja sobre la mesa de alguno de los dos, quiere decir que está en un momento que necesita al máximo concentración y salvo que se esté incendiando la casa no se puede molestar. Si la cartulina es verde, vía libre.
Hay quienes prefieren establecer un horario en concreto para esos momentos de mayor flexibilidad. A mí personalmente no me convence porque cuando estás inmerso en una tarea creativa puede que necesites más tiempo o quizás menos. La creatividad no se rige por un horario estricto.
Reuniones y llamadas a otra sala
Parece de cajón pero a veces lo más simple no se ve. Si tienes una llamada o reunión es imprescindible hacerlo en otra sala. Con las reuniones parece más claro pero quizás no tanto con las llamadas.
Aunque tu pareja esté hablando con otra persona y sea incluso de un tema que ni te va ni te viene, como lo haga en la misma habitación en la que estás trabajando acabarás poniendo la oreja y adiós concentración.
Esto también se puede aplicar a otras empresas. Si no es necesario que el resto de personas que trabajan contigo lo escuche, atiende esa llamada en otro sitio.
No se habla de trabajo fuera de la oficina
Esa norma me parece fundamental aplicarla incluso con tus propios compañeros. Si de verdad quieres estrechar vínculos evita el tema recurrente del trabajo.
Si es algo imprescindible, fecha una reunión no tu tiempo de ocio. Cuando te pasas todo el día hablando de trabajo y trabajando codo con codo con tu pareja, llega un punto en el que parece que no haces otra cosa que trabajar.
Seguro que tienes vida más allá de tu trabajo. Aprovecha para recargar pilas, charlar de tus aficiones o de ese libro que tienes entre manos. Lo que sea, incluso aboga por el silencio pero no caigas en la tentación del monotema.
Cada reunión tiene un sentido y un orden
Loren es más callado y yo hablo por los codos. Si cuando hacemos una reunión de trabajo no estableciéramos previamente de qué vamos a hablar y por qué es necesario, terminaríamos haciendo la lista de la compra e intentado recordar si habíamos puesto la lavadora o no. En definitiva, perdiendo el tiempo.
Una de las reuniones que solemos hacer es comprobar cómo va mi proyecto, sensaciones, etc. Él me ayuda no solo con la parte técnica sino también con su experiencia y visión emprendedora. Estas reuniones además se hacen fuera de su horario laboral habitual. No tiene lógica que para ayudarme a mí descuide sus tareas.
Trabajar con tu pareja es muy placentero y gratificante. A mí parecer todavía más si el proyecto que tenéis entre manos es fruto de los dos. Ese es una de los puntos que me gustaría conseguir en mi vida, crear un producto con Loren. ¡Todo se andará!
Que no falten los besos y la empatía
Días malos, retorcidos y muy jodidos tenemos todos. No lo pagues con tu pareja. Todos los problemas que no sean de salud no son realmente importantes. Antes de montar en cólera porque se ha olvidado hacer tal requisito, respira.
Empatiza con las emociones de tu pareja. Emprender no es fácil y la comprensión y el apoyo son clave tanto para sacar un proyecto adelante como para crecer como equipo.
Y por supuesto, los besos siempre alegran cualquier día marronero.
Respeta tiempo y espacio, crea tus propias estrategias y por supuesto no descuides tu relación.
Y tú, ¿qué trucos tienes para trabajar en pareja?